jueves, 1 de abril de 2010

¿Me conozco realmente?

Rafael Argullol (www.elboomeran.com/blog/2/rafael-argullol/etiqueta/sofocles/)

Creo que el mito de Edipo es el mito más universal. Y evidentemente para reconocer esa universalidad debemos liberarnos un poco del prejuicio moderno del llamado "complejo de Edipo", popularizado por Freud y la psicología moderna, que afronta de una manera sesgada un espacio parcial del mito. El mito de Edipo es el más universal porque todos somos Edipo, ya que es un problema de distancia. Nosotros en general tenemos una excesiva cercanía respecto a nosotros mismos. Esa cercanía hace que creamos que lo que llamamos nuestra identidad sea nuestra identidad real. ¿Por qué? Pues porque nos lo han dicho desde pequeños, porque nos lo han dicho en la escuela, porque tenemos apellidos, porque nos han dado un carné de identidad, porque nos han nombrado con un determinado nombre, etc. Pero el problema es que siempre estamos demasiado cerca de nosotros, y para conocernos realmente es necesario alejarnos de nosotros y mirarnos no desde un solo punto vista o lugar sino desde muchos lugares: ver lo que está oculto en nosotros, ser capaces de ver lo inconfensable que hay en nosotros, ser capaces de ver lo que hay en los sueños, en las ensoñaciones (cuando soñamos despiertos), liberar al máximo nuestros pensamientos. En la medida en que somos capaces de mirar desde estos distintos lugares nuestra propia vida y nuestra propia trayectoria nos damos cuenta que lo que llamábamos identidad era algo absolutamente falso, y que para llegar a un conocimiento medianamente aceptable de lo que es nuestra vida, de lo que es nuestra existencia, tenemos que desarticular muchas evidencias, tenemos que desnudarnos, tenemos que cegarnos, y tenemos que aprender a mirarnos de nuevo sobre lo que es la vida.

Todos somos Edipo en ese sentido. Edipo era un hombre que llegó al máximo de conocimiento respecto a esa identidad falsa en el inicio de la obra de Sófocles, pero que luego ese conocimiento es completamente frágil, fraudulento, como el que tenemos nosotros acerca de nuestra supuesta identidad hasta que la ponemos en cuestión. Y de ahí que en el enfrentamiento, en el clímax de la obra de Sófocles entre Edipo y Tiresias, Edipo, que es el que ve, no está en condiciones de ver, y Tiresias, el adivino ciego, es el que realmente ve. En el desenlace Edipo tiene que arrancarse los ojos para empezar ese aprendizaje de revisión, de volver a mirar de otra manera sobre lo que es la vida. Por tanto no es solo la cuestión que se ha hablado por parte de la psicología de que Edipo incurre en dos de los tabúes más grandes de la cultura antigua y moderna, ya que eso es un problema parcial; el problema más importante de Edipo es que estaba convencido de que era uno que no era, y que para llegar a avanzar respecto a quien es realmente, tiene que cegarse respecto a lo que era la mirada anterior y volver a mirar de otra manera. Edipo quiere decir "el de los tobillos torcidos", pero en realidad debería querer decir, también, "el que tiene que mirar de otra manera", para así llegar a conocerse. A mí además me parece muy interesante el tema de Edipo en el contexto de la cultura europea porque es como el paso de una sabiduría arcaica a una sabiduría moderna que planteó la filosofía en sus orígenes. Cuando Edipo descifra el enigma de la esfinge, él se está enfrentando con métodos arcaicos y míticos al problema del conocimiento, pero eso no es suficiente: a partir de ahí tiene que poner en marcha toda la maquinaria de interrogación que en el terreno de la filosofía llevó a cabo Sócrates y que luego recogió Platón. Si Edipo hubiera solo descifrado mistéricamente el enigma de la esfinge, nos hubiéramos quedado en un universo mítico-arcaico. Si Edipo quiere avanzar mucho más en el conocimiento de la identidad, tiene que empezar a disparar una serie de porqués, como aconsejaba también Sócrates, casi contemporáneo de Sófocles, y eso es porque esto necesariamente lleva a la desarticulación de la propia identidad a poner en cuestión muchos planos de lo que llamamos conciencia, y avanzar hacia otros niveles de la conciencia mucho más complejos pero que al final dictaminan nuestra identidad real. Por tanto Edipo sería por un lado un problema de distancia, por otro lado el del paso de un tipo de sabiduría mistérica y enigmática a otra sabiduría que es la filosófica.

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