miércoles, 18 de agosto de 2010

Escuela Argentina Modelo: ¡Atención a esta pista de lectura!

Queridos alumnos de la Escuela Argentina Modelo:

Creo que tenemos, en la novela 'El último encuentro', otro hilo que nos puede ayudar a construir sentido a partir de nuestra lectura: el amor imposible o la imposibilidad de amar.

La siguiente nota de Sergio Sinay nos puede orientar respecto a esta idea

Ya lo había adelantado ayer cuando les decía que hay una pregunta desde la que podemos abordar el libro: ¿Soy amado incondicionalmente? ¿Soy capaz de amar incondicionalmente?

Si vuelven al Apunte, a su segunda parte, recordarán que allí plantee el tema de la necesidad de fundamentar el sentido en un otro que se done incondicionalmente a mí. Releanlo y, desde allí, dialoguen con la novela.

Esta es la nota de Sinay:
http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1066966

Tal vez se pregunten (porque ayer no hubo tiempo para todo) cómo relacionar el artículo de Ratzinger y el de Diana Cohen Agrest ('Ese viejo y humano truco de la magia') con la novela.

Henrik, como Orual, busca la verdad. Orual lo hace a partir del incordioso encuentro con el viejo sacerdote, en el templo dedicado a la nobel diosa Psiqué.
No hay duda que ambos son atraídos por la verdad.

Ambos hacen, al llegar a la vejez (¿para 'espantar' o 'conjurar' al fantasma de la verdad?), una revisión de su 'trayectoria vital' en la que los protagonistas van expresando su necesidad de encontrar la verdad (¿de recuperar a quien amaron a pesar de la traición?) y de lograr una reconciliación interior.

Orual quiere dar a conocer su verdad, dado que, según ella, la versión de su vida que el sacerdote le refirió falsea la verdad.

¿Cómo busca Henrik la verdad? ¿Cómo se dispone a conocer la verdad? ¿Cuál es su actitud frente a la verdad que espera alcanzar?

Me llama la atención esta frase: "Henrik tenía callos en los oídos" ¿Necesitamos saber escuchar para comprender? No hay duda de la íntima relación entre música y sentido. No hay, para nosotros, nada que tenga tanto sentido como la música. Henrik le dice a Konrád que odia la música. Dice que la música es un misterio.

Pero, en realidad, ambos, Orual y Henrik, creen conocer la verdad. Por lo tanto, lo que buscan es el reconocimiento de su verdad, que el otro reconozca su verdad. En el caso de Henrik, quiere que Konrád confirme su verdad. Salvo la última pregunta: si Krizstina sabía lo que Konrád había decidido hacer, según él, el día de la cacería, el 2 de julio de 1899.

Vayamos al texto de Diana: Henrik dice que ha aceptado la realidad. ¿Es una real aceptación? ¿O es que, en algún sentido o aspecto, se parece a la zorra de la que nos habla Esopo? ¿De alguna manera, que podamos percibir en el texto, y como la zorra, Henrik falsea la realidad? No lo estoy afirmando. Me lo estoy preguntando.

Otro texto de Diana Cohen Agrest que nos puede servir (sobre él podemos hablar el martes): Las terapias del olvido en http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=620562

¡Ahhh! ¿Vieron que Henrik acusa a Konrád de quedar atrapado en las redes de la envidia? Les puse, al costado derecho del blog, y en el lugar correspondiente a la bibliografía del segundo cuatrimestre, un video de Youtube en el que, muy brevemente, se explican los aspectos más interesantes de la envidia.

Un hallazgo: Me pareció que si Marai daba tantos datos temporales, tantas fechas, tenía que haber algo detrás de todo eso. Busqué y encontré una pequeña joyita:
http://bdigital.eafit.edu.co/bdigital/TESIS/T894.5113CDM311/marcoTeorico.pdf

Dice el narrador de la madre de Henrik: "la pasión que había nacido en ella era más fuerte que su inteligencia y que su juicio". ¿Qué lugar juegan las pasiones en la inteligencia y en la toma de decisiones?

Algo que me llamó enormemente la atención: gran parte de la novela es un repaso repetitivo de los límites entre Henrik y su amigo. Parece que necesita afirmar una y otra vez “Quién soy yo, quién eres tú, y qué distancia hay entre los dos”. Atribuye a Konrad toda pasión oscura, desbordante y tormentosa. “Tú eras el pariente de Chopin, el misterioso, el orgulloso. Pero en el fondo de tu alma habitaban una emoción convulsa, un deseo constante, el deseo de ser diferente de lo que eras. Es la mayor tragedia con que el destino puede castigar a una persona. Tenemos que conformarnos con lo que somos... pero tú no has podido soportarlo”.


Uno tras otro Henrik va dejando caer sobre su amigo una multitud de juicios negativos, sin apenas darse cuenta de su responsabilidad en la ruptura.

Si pensamos en el artículo de Diana Cohen Agrest, que nos habla de ese viejo y humano truco de la magia, ¿qué mecanismo se pone en juego en este constante juzgar a Konrad?

¿No es obvio que Henrik busca poseer desesperadamente a Konrad?

¿Qué nos está sugiriendo el narrador cuando nos dice: “En los picaportes se sentía el temblor de unas manos de antaño, el fulgor de momentos pasados, llenos de duda, cuando aquellas manos se atrevían a abrir una puerta. Todas las casas donde vive gente tocada por la pasión con toda su fuerza se llenan de este contenido impreciso"?

"Sale de las madrigueras del alma una pasión que hemos tratado de domesticar durante años".

"La pasión no conoce el lenguaje de la razón ni sus argumentos".

Me llama la atención que, finalmente Henrik, le pregunte a su amigo:

"¿Crees tú también que el sentido de la vida no es otro que la pasión?... ¿Y que si hemos vivido esa pasión no hemos vivido en vano? ¿Y que quizás no se concentre en una persona en concreto, sino en el deseo mismo?”

–“Sabes que es así” responde Konrad.

La proximidad de la muerte hace de marco para esta revisión de la “trayectoria vital” en que el protagonista va expresando su necesidad... ¿de qué?
Me pregunto: ¿qué es lo que Henrik buscaba?

"Como si el hombre fuera capaz de todo mientras su vida tuviera un sentido".

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